Nacimiento de la dieta Mediterránea
El nacimiento de la cocina Mediterránea se sitúa hace cinco mil años atrás en Mesopotamia, Asia Menor pero por excelencia en Egipto. A Egipto se le achaca el conocimiento de la cerveza, el cultivo del trigo, la elaboración del pan, el cultivo de la vid, la apicultura, el cultivo de legumbres y hortalizas y la pesca.
Egipto fue la primera gran potencia de desarrollo y producción agrícola, el Nilo permitía que en su delta se produjeran varias cosechas al año, este mismo fenómeno a menor escala también ocurría en España, en la desembocadura del Guadalquivir.
Más tarde tras la caída del Imperio Romano, época donde la cocina mediterránea se empobreció hasta basarse solamente en arroz y carne, pero que la invasión de tierras árabes permitió asimilar conceptos propios de la cocina árabe y conservar los refinamientos de la cocina persa y bizantina.
Más adelante con la conquista de América a la famosa dieta Mediterránea se suman alimentos procedentes de este continente como la judía, el tomate, la patata, el maíz, el pimiento o el chocolate, que se introdujeron por medio en la cultura de por medio de España.
Principales Alimentos de la Dieta Mediterránea
La batata
Algunos sitúan su procedencia en Indostán y otros aseguran que es originaria de Ecuador y Brasil. Los españoles la trajeron a Europa antes que el maíz o la patata y le dieron el nombre que le habían otorgado los indígenas en lengua taína. De España se difundió por Europa con rapidez y obtuvo especial aceptación en la corte de Isabel I de Inglaterra por su sabor dulce.
El maíz
El tercer cereal más cultivado del mundo podría proceder de México aunque esta conclusión aún está en discusión. Llegó a España procedente de América en los primeros viajes de Colón y recibió el nombre de panizo hasta que Linneo lo clasificó en el siglo XVIII como perteneciente al género Zea y a la especie mays. Cien años más tarde ya se había extendido por toda la Península Ibérica, el resto de Europa, norte de África, Oriente Próximo, India y China.
La patata
Base de la célebre tortilla española, es originaria de los Andes; concretamente, de la región de Cuzco y el lago Titicaca. A España llegó en el siglo XVI pero no se convirtió en un cultivo popular hasta el siglo XVIII. Los europeos consideraban que era tóxica por lo que no disfrutó de buena fama hasta que la crisis agrícola llevó a su “descubrimiento” y su incorporación a la dieta de medio mundo.
El pimiento
Procede de México y América Central. Cuando los expedicionarios españoles lo trajeron a España se popularizó rápidamente. Su gusto picante hizo que se difundiera rápidamente por África y Asia. Es principal ingrediente de la ‘paprika’.
El tomate
Según los mexicanos y los peruanos el tomate es símbolo de buen augurio. A Europa llegó en el siglo XVI y recibió el nombre de “manzana de oro”; así que se supone que la primera variedad del tomate tenía una tonalidad amarillenta y no roja como la conocemos hoy en día. Al igual que la patata, no tuvo una gran aceptación pues se relacionó su forma con la raíz de mandrágora. Se hizo popular, finalmente, con el nacimiento de un hito culinario: la salsa de tomate.
Pirámide nutricional Dieta Mediterránea
Características de la dieta Mediterránea
1. Abundancia de alimentos de origen vegetal: frutas, verduras, pan, pasta, arroz, cereales, legumbres y patatas.
2. Consumir alimentos de temporada en su estado natural, escogiendo siempre los más frescos.
3. Utilizar el aceite de oliva como grasa principal, tanto para freír como para aderezar.
4. Consumir diariamente una cantidad moderada de queso y yogur.
5. Consumir semanalmente una cantidad moderada de pescado, preferentemente azul, aves y huevos.
6. Consumir frutos secos, miel y aceitunas con moderación
7. Consumir carne roja algunas veces al mes.
8. Consumir vino con moderación normalmente durante las comidas y preferentemente tinto.
9. Utilizar las hierbas aromáticas como una alternativa saludable a la sal.
10. Realizar actividad física regular para hacer trabajar al corazón y mantener en forma nuestras articulaciones y nuestro tono físico.
Propiedades beneficiosas de la dieta Mediterránea
10 Recomendaciones básicas de la Dieta Mediterránea
1. Utilizar el aceite de oliva como principal grasa de adición. Es el aceite más utilizado en la cocina mediterránea. Es un alimento rico en vitamina E, beta-carotenos y ácidos grasos monoinsaturados que le confieren propiedades cardioprotectoras. Este alimento representa un tesoro dentro de la dieta mediterránea, y ha perdurado a través de siglos entre las costumbres gastronómicas regionales, otorgando a los platos un sabor y aroma únicos.
2. Consumir alimentos de origen vegetal en abundancia: frutas, verduras, legumbres y frutos secos. Las verduras, hortalizas y frutas son la principal fuente de vitaminas, minerales y fibra de nuestra dieta y nos aportan al mismo tiempo, una gran cantidad de agua. Es fundamental consumir 5 raciones de fruta y verdura a diario. Gracias a su contenido elevado en antioxidantes y fibra pueden contribuir a prevenir, entre otras, algunas enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.
3. El pan y los alimentos procedentes de cereales (pasta, arroz y especialmente sus productos integrales) deberían formar parte de la alimentación diaria. El consumo diario de pasta, arroz y cereales es indispensable por su composición rica en carbohidratos. Nos aportan una parte importante de energía necesaria para nuestras actividades diarias.
Hay que tener en cuenta que sus productos integrales nos aportan más fibra, minerales y vitaminas.
4. Los alimentos poco procesados, frescos y de temporada son los más adecuados. Es importante aprovechar los productos de temporada ya que, sobre todo en el caso de las frutas y verduras, nos permite consumirlas en su mejor momento, tanto a nivel de aportación de nutrientes como por su aroma y sabor.
5. Consumir diariamente productos lácteos, principalmente yogurt y quesos. Nutricionalmente hay que destacar que los productos lácteos son excelentes fuentes de proteínas de alto valor biológico, minerales (calcio, fósforo, etc.) y vitaminas. El consumo de leches fermentadas (yogurt, etc.) se asocia a una serie de beneficios para la salud porque estos productos contienen microorganismos vivos capaces de mejorar el equilibrio de la microflora intestinal.
6. La carne roja se tendría que consumir con moderación y si puede ser como parte de guisos y otras recetas. Y las carnes procesadas en cantidades pequeñas y como ingredientes de bocadillos y platos. Las carnes contienen proteínas, hierro y grasa animal en cantidades variables. El consumo excesivo de grasas animales no es bueno para la salud. Por lo tanto, se recomienda el consumo en cantidades pequeñas, preferentemente carnes magras, y formando parte de platos a base de verduras y cereales.
7. Consumir pescado en abundancia y huevos con moderación. Se recomienda el consumo de pescado azul como mínimo una o dos veces a la semana ya que sus grasas (aunque de origen animal) tienen propiedades muy parecidas a las grasas de origen vegetal a las que se les atribuyen propiedades protectoras frente enfermedades cardiovasculares. En este punto, recordamos las recientes restricciones de consumo de pescado azul para la infancia, embarazo y lactancia. Los huevos contienen proteínas de muy buena calidad, grasas y muchas vitaminas y minerales que los convierten en un alimento muy rico. El consumo de tres o cuatro huevos a la semana es una buena alternativa a la carne y el pescado.
8. La fruta fresca tendría que ser el postre habitual. Los dulces y pasteles deberían consumirse ocasionalmente. Las frutas son alimentos muy nutritivos que aportan color y sabor a nuestra alimentación diaria y son también una buena alternativa a media mañana y como merienda.
9. El agua es la bebida por excelencia en el Mediterráneo. El vino debe tomarse con moderación y durante las comidas. El agua es fundamental en nuestra dieta. El vino es un alimento tradicional en la dieta mediterránea que puede tener efectos beneficiosos para la salud consumiéndolo con moderación y en el contexto de una dieta equilibrada.
10. Realizar actividad física todos los días, ya que es tan importante como comer adecuadamente. Mantenerse físicamente activo y realizar cada día un ejercicio físico adaptado a nuestras capacidades es muy importante para conservar una buena salud.
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